jueves, 21 de julio de 2011

Sin vueltas

Como bien sabe usted, estoy aquí para informarle la decisión que se ha tomado teniendo en cuenta lo acontecido. El dictamen no llevará más de unos minutos así que procederé, entonces, y sin más demoras, a relatarle resumidamente los puntos que se han tenido en cuenta en el análisis para llegar a esta conclusión. No es mi intención dilatarme así que ante cualquier necesidad de detenerse en alguna cuestión en particular, le pediré que se comunique luego con mi oficina y así yo le haré llegar sin retrasos, la versión extendida de lo que escuchará a continuación. Le comento esto porque usted quizás esté esperando un informe más detallado de la situación. Argumentos muy desarrollados y explicaciones desmenuzadas desde todas las aristas posibles. Estrategias, todas ellas, según mi criterio, tendientes a extender más de lo debido el acto de lectura y aumentar el nerviosismo del oyente. Tengo años de experiencia en esto. Créame cuando le digo que le hago un favor al resumirle el tema y exponérselo sin rodeos ni circunloquios.
Por otro lado, sí siento un deber confesarle que mi estilo sumamente preciso y, a veces, un tanto escueto, puede llegar a producir también cierta incomodidad. Le hago esta aclaración porque soy consciente de que, y sobre todo en este tipo de casos, muchas veces se esperan profundas justificaciones. Por eso prefiero hacerle saber de antemano que no me caracterizo por dar muchas vueltas sino más bien, todo lo contrario, me interesa ir directamente al grano y así evitar susceptibilidades y confusiones. Es una cuestión de estilo, pero también de respeto. En casos como éste, tan delicados, la persona está esperando ansiosa una respuesta transparente, saber qué es lo que se ha decidido, que le comuniquen rápidamente el dictamen que clarifica, de una vez por todas, su estado de situación. Eso debería respetarse, sobre todo evitando tanto preámbulo innecesario ¿no lo cree usted?

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