sábado, 12 de febrero de 2011

Desorden

-¿Hola?
-Hola, buenos días doctor, le habla Beroldo.
-Hola Beroldo, qué sorpresa su llamado.
-Sí, disculpe que lo moleste.
-No querida, no pasa nada. Dígame qué necesita.
-Seré breve.
-La escucho.
-¿El desorden tiene una explicación clínica?
-¿El desorden? ¿Pero a qué tipo de desorden se está refiriendo?
-A ningún tipo de desorden hormonal ni mental ni alimenticio. Le hablo del desorden a secas.
-El desorden a secas…
-Sí
-…
-…
-Tal como me tiene acostumbrado, es todo un trabajo poder seguir su línea de pensamiento. Ayúdeme, no puedo explicar nada si no me aclara cuál es exactamente el problema que la aqueja.
- Sufro de desorden.
-Pero el desorden, el desorden… ¿A qué se refiere con desorden? ¿La anomalía de alguna función física o psíquica? ¿La ausencia de orden? Expláyese.
-La vida tan explicada pierde toda la gracia, ¿no cree?
-¿Qué respuesta es esa, Beroldo?…Pero sí, puede ser.
-Entonces mejor no le explico nada.
-¿Por qué no se da una vuelta por mi consultorio y charlamos tranquilamente?
-Sí, es una buena idea. Perdone por hacerle perder el tiempo, doctor. Le aseguro que es todo producto de este problema que tengo.
-No se preocupe y sáquese el turno que la espero.
-Bueno, hasta pronto doctor y gracias nuevamente.
-Una preguntita más, querida.
-Diga.
-¿Ha dormido bien últimamente?
-Sí, pero me cuesta organizar los horarios. Duermo a cualquier hora.
-Y eso la desorganiza…
-Sí, tengo todas las ideas desparramadas por la cabeza y no puedo pensar. Realmente no puedo.
-Ajá…Por eso el desorden.
-Sí.
-Muy bien, Beroldo. Nada más. La espero pronto.
-Adiós, doctor.