lunes, 24 de enero de 2011

Dilema científico

-Beroldo, querida. Qué alegría verla. El otro día se fue del consultorio demasiado rápido. Pase, por favor.
-Hola doctor. Lamento decirle que nuevamente hay un inconveniente que no me permite quedarme.
-Pero, no entiendo. ¿Qué pasó ahora?
-Mientras esperaba que me tocara el turno, me puse a leer una de las revistas que hay en la sala. Justamente quería evitar que me pasara lo de la vez anterior. Preferí no pensar en cómo iba a explicarle mi problema, y por eso pensé que entretenerme con alguna revista era una buena estrategia.
-Muy bien pensado, Beroldo. Y dígame, seré curioso: ¿Qué revista escogió?
-La “Muy interesante”.
-Buena elección.
-No, para nada. Acabo de enterarme, por uno de sus artículos, que hoy es el peor día del año.
-¿Cómo? Ya logró marearme.
-Sí, doctor. Un investigador británico desarrolló una fórmula basada en factores económicos, sociales, meteorológicos y de ella se deduce que hoy, 24 de enero, es el peor día del año. Lea usted mismo, por favor. http://www.muyinteresante.es/hoy-es-el-peor-dia-del-ano
-Y por esto, ha decidido dejar la consulta para otro día…
- Exactamente.
-Hay algo que no me convence.
-Dígame, doctor.
-No pensé que usted se dejara llevar por estas cosas.
-Yo tampoco.
-¿Y entonces?
-No me haga caso, es que ando durmiendo poco. Casi no duermo, le diría. Ya sabe de mi problema el sueño/un sueño.
- Sí, claro. Y cuando no descansamos lo suficiente, no podemos pensar claramente.
Pero las pastillas que le dí, ¿no le sirvieron?
-Estuve negada a no poder dormir sin ayuda y no las tomé. Qué desastre soy…
-Por favor, Beroldo, no diga esas cosas. Ahora vaya e intente dormir unas horas. Si es necesario, tómese una pastillita. No le van a hacer nada. Confíe en mí.
-Por supuesto que confío en usted. Será hasta la próxima, doctor. Gracias por la paciencia.
-No me agradezca. Recupérese y vuelva pronto.
.-Adiós, doctor.
-Espere, hágame un favor antes de irse.
-Sí, claro, dígame.
-Traiga a mi consultorio todas las revistas que haya en la sala de espera. Que no quede ninguna.

domingo, 2 de enero de 2011

Dilema gramatical

-Hola Beroldo, hace rato que no la veía, ¿Cómo le va?
-Hola doctor, ¿Qué tal usted? Bien, me va bien, por suerte.
-Bueno, me alegro entonces. ¿A qué debo el placer en esta oportunidad?
-Mire, creo que mejor vuelvo otro día.
-Ya estoy perdido. ¿Qué le pasa?
-Nada grave, doctor. La realidad es que mientras esperaba mi turno, me puse a pensar en cómo iba a explicarle el motivo de mi consulta y llegué a la conclusión de que la gramática del español no me lo permite.
-Continúo perdido…pero me interesa. A ver ¿Cómo es eso del español y su imposibilidad?
- La cuestión es la siguiente: vine porque un sueño me quita el sueño y no puedo dormir… UN sueño, EL sueño.
-Déjeme ver si entiendo. Vino porque tiene problemas para dormir.
-…
- ¿No?
-Sí, pero no es tan sencillo de explicarlo.
-Creo que usted está enfocando el problema en otro lado. Ayúdeme.
-El dilema está en los artículos determinados e indeterminados.
-…
-Me niego a hablar de UN sueño, como si fuera algo, justamente, indeterminado. Es lo más exacto y definido que he tenido últimamente en la cabeza. Pero, por otro lado, si lo llamo EL sueño, usted va a interpretar que hablo de las ganas de dormir. Y si lo nombro simplemente “sueño”, también tendremos ese mismo problema de interpretación. ¿ Me sigue?
-Interesante…
-…
-No sé qué decirle. Tiene usted razón. Y me deja con una gran inquietud gramatical.
-Yo tampoco le encuentro la vuelta. Mejor, déme unos días y trataré de volver con alguna resolución.
-La espero, entonces. Hasta pronto, Beroldo. La acompaño a la puerta.
-Sí, pero antes, ¿Tiene algo para el insomnio?