domingo, 15 de noviembre de 2009

Desborde

El sonido sale de su boca de forma explosiva e improvista. Se han sobrepasado los límites que la contienen y necesitó descomprimir a través de un grito fuerte y poderoso. Por suerte para ella, está sola en su habitación. Le da vergüenza exponer de esa forma el alma al aire.
Es conciente que vive en un mundo donde lo políticamente correcto es todavía ley suprema y se confiesa temerosa por romper con esa esclavitud. Por eso, cuando puede, aunque casi únicamente sea en el silencio de su soledad, ella libera su espíritu libertario. En ese mundo real, sus pensamientos son más rápidos que su boca y el “deber-ser” que lleva su espalda, cae haciéndose añicos contra la realidad.
Una vez pasado un tiempo prudencial, todo vuelve a su no-lugar. Lamentablemente y antes que alguien se de cuenta que las estructuras no son inamovibles , ella vuelve al tiempo de ficción.

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