martes, 27 de octubre de 2009

Calesita

Está parada sobre la plataforma rotatoria, y sufre una sensación desagradable que le afecta la cabeza. Cuanto más intenso es el movimiento, más fuerte es el miedo a perder el equilibrio. Sabe que en realidad podría evitarlo, pero no se anima a saltar hacia el piso estable. Cada vez que está a punto de lograr un paso, casi como por inercia, se detiene bruscamente. Entonces, entiende que es mejor esperar el momento adecuado y no arriesgar su integridad a la deriva. Bien sabe que, mientras mantenga la coordinación intacta, podrá retirarse cuando le plazca. Sólo es ese primer momento, pasar casi sin darse cuenta, ese primer instante de exagerada racionalidad.

2 comentarios:

  1. Está muy bueno. No sé por qué esa situación me remite a una de suicidio, como si fuese una analogía. La razón a veces salva y otras asfixia... Saludos

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  2. Hola Nuria:
    estoy de acuerdo, la razón puede hacerte vivir pero también puede matarte. Sin duda, jugamos con un límite delicado.
    Gracias por pasar,
    un saludo!

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